Uno de los crustáceos más sabrosos
Ingredientes
Cigalas crudas – laurel – sal
En una olla disponemos agua fría y sal, en proporción de 50g de sal por litro de agua, y unas hojas de laurel, teniendo en cuenta que debe cubrir el marisco. Si las cigalas aún están vivas, las ponemos en frío y calentamos hasta que el agua rompa a hervir.
Si son pequeñas, prácticamente estarán cocidas en cuanto comience la ebullición, si son medianas les damos un minuto y hasta tres si son grandes. Si el marisco está muerto, lo añadimos al agua hirviendo y contamos el tiempo desde que vuelvan a hervir. Podemos matar el marisco vivo dejándolo unos pocos minutos en agua dulce tibia sin sal.
Aparte tendremos en un bol amplio abundante agua con hielo y sal en la misma proporción. Una vez cocido el marisco, lo retiramos y lo ponemos en el agua helada con sal. Lo dejamos enfriar tres o cuatro minutos, retiramos y servimos. Si vamos a guardar más tiempo es mejor refrigerarlas.
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La cigala es un marisco de precio elevado y que a veces tenemos miedo de cocer en casa, ya que si lo cocemos demasiado queda blando y se pega a la concha. Es relativamente sencillo de cocer, y personalmente pienso que están mucho mejor ligeramente tibias, que frías y por supuesto que refrigeradas.
Fundamental tener agua helada con sal para cortar la cocción, y que así quede la carne firme. No me gusta el marisco excesivamente salado, así que personalmente me gusta añadir menos sal de la habitual, que suele ser ente 60 y 70g de sal por líquido.
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